viernes, 13 de enero de 2017

El Congreso de los Diputados exigirá al Tribunal de Cuentas que fiscalice el IRPF de la Iglesia católica

El Congreso de los Diputados exigirá al Tribunal de Cuentas que fiscalice el IRPF de la Iglesia católica






Y mañana nos mandarán un comisario popularpara ver qué come el cura, si los gastos en velas, vino de consagrar y formas son correctos o si hay que invertir menos en catequesis y más en solidarizarnos con la herida madre tierra y fomentar la igualdad de géneros. El caso es dar por saco y perdón por la expresión.
No se quieren enterar, ye, ye de que lo que la Iglesia recibe a través de la casilla de la declaración del IRPF no es dinero del estado, que no, sino dinero que aquellos que lo desean, aquellos a los que les da la realísima gana de dar esa parte de sus impuestos a la Iglesia.
Agradecidos a la gestión del estado, pero una cosa es estar agradecidos y otra muy diferente que venga el estado a tocar las narices por muy congreso de los diputados que lo decida. También estamos muy agradecidos a los bancos que nos gestionan algunos ingresos vía domiciliaciones bancarias, en muchos casos de forma totalmente gratuita, y no por eso se sienten en el derecho de preguntarnos qué se hace con ese dinerito. Los únicos que pueden exigir cuentas son los fieles que lo dan, no quienes no dan nada, por ejemplo, los señores diputados.
Me parece perfecto que exijan cuentas de lo que se da directamente: dinero para la enseñanza concertada, restauración de patrimonio, mantenimiento de hospitales o residencias. ¿Pero del IRPF? ¡Hasta ahí podíamos llegar! Si quieren, si lo desean, si les parece conveniente, que quiten la crucecita y punto, pero meterse en fiscalizar esas cantidades pues como que no.
Llevamos una temporada larga en la que los señores políticos, en aras de una mayor transparencia y mejor espíritu democrático, han decidido convertirse en señores feudales con derecho a horca y cuchillo en todo lo referente a cosas de la santa madre Iglesia y en cosas que además afectan a la conciencia personal. Y lo malo es que ellos lo hacen, y nosotros tragamos, que tenemos unas tragaderas no digo grandes, sino capaces de acoger dos vagones de metro.
Tragamos con aborto, del que apenas se habla. Tragamos con matrimonios del mismo sexo, que no es que no se hable, sino que te encuentras excelsos reverendos encantados y bendiciendo el asunto. Nos metieron por donde quisieron la educación para la ciudadanía, y no pasó nada. Ahora la ley de igualdad de género que ha ya comenzado a colocar las primeras multas por decir que no estás de acuerdo, que uno se creía que lo de la censura era cosa de otras décadas. Tampoco pasa nada. El siguiente paso, retirar conciertos a los colegios que no digan amén a todas las ocurrencias del ministro, consejero o subsecretario de turno.  
Es el turno de fiscalizar las cuentas. Así lo van a pedir PSOE, Podemos y Ciudadanos. Lo conseguirán. Seguro. ¿No ven que no pasa nada? ¿Qué profanan el Santísimo en Navarra? Nada. ¿Que la Maestre asalta una capilla en domingas? Nada. Nunca pasa nada porque desde la Iglesia nos encanta que nos bajen los pantalones y encima hasta sonreímos en gesto absurdo.
¿Qué será lo próximo? Pues supongo que volver a los años sesenta, cuando el gobierno enviaba espías a las parroquias para escuchar las homilías y denunciar cualquier incorrección política. El día menos pensado me encontraré en la parroquia un comisario político que me denunciará por decir que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados o que la ideología de género es una barbaridad. A lo mejor están volviendo a poner en marcha la cárcel concordataria de Zamora para curas malos.
Esto es fácil de arreglar. Muy fácil. Señores del gobierno, señores y señoras diputados y diputadas, señorías todos y todas: me importa una higa lo que decidan, pero a la próxima se cierran todos los colegios concertados, los centros sanitarios y residenciales y todas las obras sociales de Cáritas. Y a tocar las narices a otros. Pero saben que no. Por eso siguen. 

http://infocatolica.com/blog/cura.php/1701120944-el-congreso-de-los-diputados

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