viernes, 30 de diciembre de 2016

La cuestión del género, más allá de la irritación y del miedo, por José Luis Restán

La cuestión del género, más allá de la irritación y del miedo, por José Luis Restán





La cuestión del género, más allá de la irritación y del miedo, por José Luis Restán, director editorial de la Cadena COPE, en Páginas Digital (29-12-2016)
En un memorable artículo de hace pocas semanas, el expresidente del Foro de la Familia acuñaba el término “confesionalismo de género” para definir el conjunto de leyes que se están aprobando en las Comunidades Autónomas sobre la identidad sexual de las personas. Se trata, supuestamente, de combatir cualquier rastro de discriminación por motivos de orientación sexual, pero semejante pretexto no resiste un mínimo análisis. Afortunadamente nuestras leyes ya disponen de los instrumentos necesarios para proteger a las personas frente a esos abusos, que ciertamente han existido y deben ser completamente erradicados. De lo que se trata ahora es de imponer desde el poder político una determinada visión antropológica (la ideología de género), con una batería de coacciones que producen perplejidad y comprensible preocupación.
Lo sucedido estos días en el colegio Juan Pablo II de Alcorcón, cuyo director ha sido sancionado tras exponer severas críticas al contenido de la correspondiente ley en Madrid, y en Valencia, donde se amenaza a los padres que no reconozcan la identificación sexual expresada por sus hijos con ser denunciados por maltrato infantil, es solo una mínima consecuencia de la aplicación de este aparato jurídico delirante.
No estamos aquí ante una evolución social decantada de forma natural, fruto del debate libre o del desgaste de anteriores presupuestos culturales. Estamos ante una verdadera obra de ingeniería social ajena al sentir de la gran mayoría de la sociedad pero amparada en una férrea protección de los grandes centros de poder cultural (especialmente, aunque no sólo, los medios de comunicación), que han conseguido generar una auténtica espiral de silencio. De hecho, oponerse públicamente a los dogmas de la ideología de género implica en muchos casos poner en riesgo la propia carrera profesional o académica, así como afrontar un verdadero estigma social. Así se explica la cortina de silencio que rodea a un asunto en el que la inmensa mayoría de la gente no se siente reconocida, pero ante el que la mayoría prefiere ponerse de perfil.
La violencia (porque es propiamente una violencia) que se exhibe contra quienes disienten de esta nueva confesión forzosa sería inimaginable en cualquier otro campo de la vida civil. Pensemos, por ejemplo, en la dureza de las críticas a las leyes laborales, o las que se relacionan con temas de seguridad pública: como es natural en una sociedad pluralista el debate es muy vivo, y a nadie se le ocurriría condenar al ostracismo a quienes denuncian la reforma laboral o la ley de seguridad ciudadana.
http://www.revistaecclesia.com/la-cuestion-del-genero-mas-alla-de-la-irritacion-y-del-miedo-por-jose-luis-restan/






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