sábado, 14 de enero de 2017

Ciudadanos: del naranja al rosa

Ciudadanos: del naranja al rosa

Ciudadanos rompe con David Pérez, alcalde de Alcorcón. Si Cifuentes quiere mantener a un alcalde machista –vienen a decir- que no cuenten con nosotros.
   







El alcalde de Alcorcón, David Pérez, e Ignacio Aguado, portavoz de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid
Ignacio Aguado, portavoz de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, ha asegurado que la formación naranja rompe su relación con el Partido Popular en el Ayuntamiento de Alcorcón.
Si bien fue la abstención de su partido la que permitió que David Pérez (PP) repitiese como alcalde de la ciudad, parece que ahora pretenden dejarlo caer.

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Conociendo a los chicos de Albert Rivera, cualquiera pensaría que podría tratarse de un asunto relacionado con la corrupción, o con la falta de transparencia en las instituciones, o con cualquier aspecto relativo a la regeneración democrática, en tanto que estas han sido las banderas difusas pero machaconas que han ondeado a lo largo y ancho de la geografía nacional –si bien sólo las han izado en aquellos lugares en los que gobierna el Partido Popular, aunque ese sea otro discurso-.
Pero no. Los argumentos son otros, y no puede decirse que hayan dejado lugar a dudas:“Si el PP de Cifuentes quiere mantener un alcalde machista y ultraconservador en Alcorcón, que no cuente con nosotros”.
Podría tomarse con cierto humor, y no poca ironía, aquello de unir en una misma frase el nombre de la ínclita presidenta de la Comunidad de Madrid, y el calificativo de “ultraconservador”. Pero el asunto da para pocas bromas.
Lo que ha molestado a los adalides de la nueva política fueron las declaraciones de Pérez en un congreso, donde aseguró que siempre le “ha parecido muy sorprendente que hayamos llegado al siglo XXI” con ese “feminismo rancio, radical y totalitario vigenteque incluso ha influido “en las legislaciones y marcando en muchas ocasiones la agenda política”, y que, “a pesar de todo, ahí sigue”, como decía, “influyendo, opinando e imponiendo, que es verdaderamente lo que le gusta a ese tipo de movimientos”.

Feminismo radical

Al poco, indicó que quienes llevan a cabo estas acciones, en determinadas ocasiones, son mujeres “frustradas, amargadas, rabiosas y fracasadas como personas”, que vienen “a dar lecciones a las demás de cómo hay que vivir y de cómo hay que pensar”.
Como no soy el abogado defensor del señor Pérez, no es tarea mía justificar sus calificativos, pero creo fundamental resaltar que dejó meridianamente claros dos puntos principales.
Primero, que no se refería a todas las mujeres del orbe. Ni tan siquiera a todas las feministas.
Segundo, y como cualquier lector medianamente avispado puede colegir, que lo que pretendía el alcalde no era recrearse en epítetos más o menos acertados, sino denunciar la asfixiante apisonadora del feminismo radical, cuyo único interés es aplastar al disidente y condenar al ostracismo a quien difiera de sus postulados.
Lo que ha erizado el vello progre ha sido que el alcalde ha osado levantar el velo del cadáver
Porque no nos engañemos: lo que ha erizado el vello progre no han sido las palabras frustrada, amargada, rabiosa ni fracasada, que a juicio del común de los mortales pueden ser incluso suaves para lo que se da en las calles. Ha sido, precisamente, lo que no han subrayado: que alguien ha osado levantar el velo al cadáver.
Pérez ha hecho lo que ya ningún político de moqueta y poltrona –de cualquier gama del arco iris nacional- es capaz de hacer. Ha levantado el dedo y lo ha metido, sin paños calientes, en la llaga de la corrección política.

Lucha contra el sexo masculino

Porque en ningún momento ha puesto en duda la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” (artículo 14 de la Constitución que tantas ansias tienen de cambiar), sino que, precisamente, ha resaltado la desigualdad que la catarata de leyes fundamentadas en la Ideología de Género está provocando en España. Pero, como en este caso, es contra el varón, todo vale.
Es más: si a Aguado y a los suyos, sus revolucionadas progreneuronas les hubiesen permitido asimilar con detenimiento las declaraciones de Pérez, convendrían conmigo que pocos han salido en defensa de las mujeres en los últimos tiempos como David Pérez.
Sí, señores de Ciudadanos, a todas esas mujeres a los que vosotros dais la espalda cada vez que os alineáis con los y las ideólogos e ideólogas de los géneros y las géneras
Porque, si solo dedicasen un segundo a la reflexión, habrían escuchado su última frase: “vienen a dar lecciones a las demás de cómo hay que vivir y de cómo hay que pensar”. A “las” demás, señores de Ciudadanos.
Sí, a esas otras tantas mujeres que no pretenden pasar sus días en lucha abierta contra el sexo masculino; sí, señores concejales de Ciudadanos de Alcorcón, a aquellas miles de mujeres españolas que gozan con su maternidad, a las que les gusta ser esposas; sí, a todas esas que no necesitan enseñar sus pechos ni airear la entrepierna para reivindicar su feminidad, porque son capaces de vivirla de forma integrada y ejercerla con orgullo; sí, señores de Ciudadanos, a todas esas mujeres a los que vosotros dais la espalda cada vez que os alineáis con los y las ideólogos e ideólogas de los géneros y las géneras. Que, tristemente, suele ser cada vez que os dan oportunidad. Si es que no la buscáis vosotros, claro está.
Resulta paradójico que, precisamente, quienes tanto alardean de ser “la nueva política”, acojan en sus postulados más elementales lo más rancio de las antiguas ideologías del siglo XX, y a lo más que lleguen sea a darle cuatro brochazos de contemporaneidad a golpe de tweet. Será por eso que, al final, el naranja podría convertirse en rosa. O en morado. Según se mire.

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