sábado, 12 de noviembre de 2016

EN FRANCIA TILDAR DE HOMOFOBO A QUIEN NO PIENSA COMO TU ES DELITO. ESCUCHASTE PROMSEX.

Cruda realidad / ¿Multarían a un imán por decir lo que dice el islam de la homosexualidad?

Me juego mis ingresos a que ningún imán será condenado por recitar lo que dice el Islam sobre la homosexualidad. Por decir lo que dice la Biblia han multado a una ex ministra en Francia. Y los gays tildan de injusta la condena de quien llamó “homófoba” a la Manif pour tous.
   



La expresidente de la asociación LGTB Act Up de Francia, Laure Pora, ha sido condenada por un tribunal de apelación francés por injurias, al haber calificado de ‘homófobos’ a los participantes en la multitudinaria manifestación a favor de la familia natural Manif pour tous en diversos carteles con su logo.
Los carteles se pegaron en la fachada de la sede de la Fundación Jérôme-Lejeune. El abogado de la asociación organizadora de las marchas, Henri de Beauregard, se ha felicitado por la decisión al tiempo que declaraba que “calificar a La Manif pour tous de “homófoba” es una infracción penal”, mientras que de la otra parte protestan de que se trata de una sentencia “especialmente injusta”.

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Oh, bueno, 800 euros, no es exactamente para tirar cohetes. De hecho, esta noticia ni siquiera debería ser noticia, pero lo es, desgraciadamente, porque cualquier acción, por pequeña que sea y obvia que parezca que dé la razón a cualquier grupo contra el todopoderoso lobby LGTB nos parece una hazaña.
Ya hemos hablado de ello: anarcotiranía, es el nombre del juego. Los grupos protegidos de la modernidad son intocables, y no me gustaría estar ahora mismo en el pellejo del juez que ha dado una suave palmetada a Act Up.
Una querría ver en esta acción diminuta un indicio, siquiera remoto, de un cambio de tendencia, de que se acaba la impunidad de los matones políticamente correctos
Suena raro, cuando todos oímos a todas horas a los defensores de la ‘sexualidad alternativa’ achacar homofobia -que se define como “miedo u odio irracional”- a quien no se ajuste a la línea del partido.
Una querría ver en esta acción diminuta un indicio, siquiera remoto, de un cambio de tendencia, de que se acaba la impunidad de los matones políticamente correctos. Tarde o temprano tiene que ocurrir, porque es, sencillamente, inviable mantener esta marcha acelerada hacia la destrucción. Pero no echemos las campanas al vuelo.
Sobre todo porque lo corriente es lo contrario, también en la llamada ‘justicia’. Sin salir de Francia, Christine Boutin, ex-diputada de la Asamblea Nacional Francesa y ex-ministra de Vivienda, ha sido condenada a 5.000 euros de multa por usar la definición que hace la Biblia de las relaciones homosexuales. 
Christine Boutin, ex ministra de Vivienda del gobierno francés /Wikimedia
Christine Boutin, ex ministra de Vivienda del gobierno francés /Wikimedia
No hay que decir que la ex ministra no dijo nada contra ningún homosexual, que no “incito al odio” contra nadie y que se limitó a recordar la doctrina al respecto de la religión sobre la que se ha fundado toda nuestra civilización; en realidad y siguiendo el linaje de las ideas, la fe que ha permitido la actual tolerancia de que gozan todos estos colectivos.
No ando muy bien de dinero, pero me juego mis ingresos de un mes a que ningún imán será condenado por recitar lo que dice el islam sobre este u otros asuntos, digamos, políticamente sensibles.
Curiosamente, y aunque no hay bandas cristianas agrediendo homosexuales ni nada que se le parezca, la Iglesia sigue siendo el Enemigo Número Uno de estos lobbies, como lo son de las feministas radicales.
La religión en cuyo nombre se arroja a los homosexuales desde edificios en la región dominada por el IS o se les ahorca en Irán o Arabia Saudí no solo tiene bula con estos grupos, sino que recibe un tratamiento de alfombra roja de los mismos, que han estado entre los agentes más vociferantes contra la ‘islamofobia’.
Si el poder sigue presionando para criminalizar las opiniones disidentes, los católicos tendrán que elegir entre persecución o apostasía
No me juzguen con demasiado dureza si me pongo ligeramente mística al ver en este extraño tratamiento una confirmación de mi fe, porque algo sobrenatural debe haber en este tratamiento tan poco natural.
La Iglesia, sencillamente, no puede cambiar su doctrina con las pasajeras modas ideológicas del mundo, por mucho que lo demanden líderes como Hillary Clinton, y si el poder sigue presionando para criminalizar las opiniones disidentes -y esa es la tendencia para quien tenga los ojos abiertos-, los católicos tendrán que elegir entre persecución o apostasía.
Pero el río del tiempo no se para, ni va a ir la progresía de victoria en victoria hasta el dominio eterno de nuestras conciencias, simplemente porque basta echar un vistazo a la historia para comprobar que apenas hay idea que se mantenga mucho tiempo.
Desgraciadamente, el hombre no conoce el justo medio, y las sociedades tienden a acabar con una locura no volviendo a la cordura, sino arrojándose en brazos de la manía contraria.
Y si eso llega, si el mundo da la vuelta y los homosexuales vuelven a ser perseguidos, tengan la absoluta seguridad de que la Iglesia estará allí para protegerles y defender su inalienable dignidad humana.
FUENTE http://www.actuall.com/criterio/familia/cruda-realidad-multarian-a-un-iman-por-decir-lo-que-dice-el-islam-de-la-homosexualidad/

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